“Reconozco que he sido inusualmente afortunado en cuanto a mi salud, mi matrimonio, mi familia, mis jóvenes y estimulantes amigos, y los inesperadamente adecuados ingresos procedentes de mi trabajo. Por consiguiente no soy en sentido alguno un caso típico.
Pero, para mí, estos últimos diez años han sido fascinantes, repletos de intrépidos proyectos. He tenido la oportunidad de abrirme a nuevas ideas, nuevos sentimientos, nuevas experiencias y nuevos riesgos. Descubro cada vez más que estar vivo implica arriesgarse, actuar sin una certeza absoluta, comprometerse con la vida.
Esto produce cambios y, para mí, el proceso de esos cambios es la vida. Me doy cuenta de que si fuera estable, prudente y estático viviría en la muerte. Por consiguiente acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante.
Al contemplar todas las décadas de mi existencia, sólo hallo una,… que pueda compararse con ésta. Tuvo también su elemento de riesgo, de aprendizaje, de crecimiento y enriqu
ecimiento personal. Pero fue, a su vez, un período de profunda inseguridad personal y de lucha profesional agobiante, mucho más difícil que estos últimos años. Por tanto creo que soy sincero al afirmar que, en su conjunto, ésta ha sido la década más satisfactoria de mi vida. He logrado ser cada vez más yo mismo y he hallado felicidad en ello.
De joven era bastante enfermizo y mis padres me han dicho que, según los doctores, no llegaría a viejo. Este pronóstico ha resultado ser completamente falso en un sentido, pero profundamente cierto en otro. Creo que es correcto que no viviré hasta ser viejo. Ahora estoy de acuerdo con el pronóstico; estoy convencido de que moriré joven.”
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