En un retiro, una mujer nos contaba que había dedicado toda su vida a la búsqueda espiritual. Había viajado a lugares sagrados, había asistido a innumerables retiros y seminarios ,y había seguido a maestros y guías. Según confesaba, había sido un tiempo de grandes esfuerzos, fructífero en algunos aspectos, pero se sentía cansada, agotada. Estaba haciéndose vieja y se preguntaba cuántas fuerzas le quedarían todavía para continuar la búsqueda.
“Durante todo este tiempo te has dedicado a buscar- le dije yo- ,¿Por qué no te dedicas ahora a encontrar? A estas alturas de tu vida,¿qué te parece si te imaginás que ya estás lista para dejar de buscar y para empezar a encontrar?”. La mujer se quedó un rato en silencio con una expresión de profunda confusión y la cabeza ligeramente ladeada, como si intentara escuchar un sonido lejano. Entonces, de repente, estalló en una carcajada que salió de lo más hondo de su estómago. ¡Dedicarse a encontrar! ¡Qué placer!¿Cómo no se le había ocurrido nunca? Siempre había estado tan concentrada en la búsqueda que no se había tomado un solo momento para regocijarse en la bendición, en el don, del descubrimiento.
“Durante todo este tiempo te has dedicado a buscar- le dije yo- ,¿Por qué no te dedicas ahora a encontrar? A estas alturas de tu vida,¿qué te parece si te imaginás que ya estás lista para dejar de buscar y para empezar a encontrar?”. La mujer se quedó un rato en silencio con una expresión de profunda confusión y la cabeza ligeramente ladeada, como si intentara escuchar un sonido lejano. Entonces, de repente, estalló en una carcajada que salió de lo más hondo de su estómago. ¡Dedicarse a encontrar! ¡Qué placer!¿Cómo no se le había ocurrido nunca? Siempre había estado tan concentrada en la búsqueda que no se había tomado un solo momento para regocijarse en la bendición, en el don, del descubrimiento.
Cuando estamos empeñados en la búsqueda, nada resulta suficiente. Sólo vemos lo que falta, y todo lo que ya tenemos nos parece pálido y poco satisfactorio. En el tiempo sabático bendecimos lo que hay, sin más. El tiempo de buscar ha terminado y empieza el de encontrar.
Wayne Muller
¿Y si vos también ahora disfrutas del encontrar? ¿Qué te parece?. Pensá:
¿Qué encontraste? Y disfrutalo
¿Cómo lo lograste? Y guardalo en tu corazón
¿No se achicó la lista?
Te dejo una frase para que goces de ese “encuentro”
¿Qué encontraste? Y disfrutalo
¿Cómo lo lograste? Y guardalo en tu corazón
¿No se achicó la lista?
Te dejo una frase para que goces de ese “encuentro”
El disfrute máximo de esta vida es la improvisación. El paseo sin destino, la visita inesperada, el viaje no planeado, la conversación y el trato no buscado.
Fanny Fern (1872)
¿Te sentiste reflejada? Si es así podés compartirlo...
Clr Patricia Ugo
2 comentarios:
Me encanta esta historia...me parece como algo del Tao Te Ching...
Si es verdad de alli proviene.Gracias por tu visita wildcherry,es reconfortante saber que nuestras palabras, aún las tomadas como propias resuenan en nuestro entorno
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