lunes, 24 de diciembre de 2007

Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin (Paulo Coelho)


Con mis mejores deseos para este año que comienza, bien viene reflexionar....


Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.

Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos... no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron. ¿Me han despedido del trabajo? ¿Ha terminado una relación? ¿Me he ido de casa de mis padres? ¿Me he ido a vivir a otro país? Esa amistad que tanto tiempo cultivé, ¿ha desaparecido sin más?

Puedes pasar mucho tiempo preguntándote por qué ha sucedido algo así. Puedes decirte a ti mismo que no darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan importantes en tu vida se convirtieron de repente en polvo.

Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu país, tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando página, mirando hacia delante, y todos sufrirán al verte paralizado.

Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver.

Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello.

Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.

Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo has sufrido con determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte.

Nada hay más peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del “momento ideal”. Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante.

Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo.

Deja de ser quien eras, y transfórmate en el que eres.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Desenlaces

Cuando estudiamos lengua, aprendemos que toda historia tiene un principio, un desarrollo y un desenlace o final.
Nuestra vida es una historia que merece ser contada...
Hace un tiempo leí que en la vida real, hay que tener mucho cuidado con los desenlaces , ya que estos marcarán el recuerdo de toda relación y la predisposición a volver a entablar esa u otra...
Si pensamos en nuestra vida como una historia, cada minuto de ella es como el desenlace; el final está por verse (por suerte y cuanto más lejos mejor, total hay tiempo para conocer que sigue...)
Es nuestro desenlace el mejor legado que podemos dejar...
Entonces...¿No estaría bueno, cuidar cada minuto como si fuera el último?
Por eso disfrutá, amá, perdoná, elegí, volvé a elegir, compartí, y todo lo que se te ocurra...
Total, si existe otra vida, en una de esas nos volvemos a encontrar y me contás...

Sonrisa Duchenne vs Sonrisa Pan American



Quizás no conozcas estos nombres, o bien pienses que existe un sólo tipo de sonrisa...


Pero no, existen estos dos, y quizás alguno más, Martin Seligman nombra a estos dos, y si te gusta pensar en las cosas en términos de blanco y negro, puede que coincidas con él.


El "in between", podría incluir otros tipos intermedios, pero estos dos ya son suficientes para poder analizarla


La sonrisa Duchenne es la sonrisa genuina, esa que brota del alma; sincera y dada como regalo.-


La sonrisa Pan American, obviamente, hace referencia a la sonrisa de la azafata, que aunque muerta de cansancio, harta de su jefe, mal paga y demás, te la da porque tiene que hacerlo.-


A mi al leer sobre estas sonrisas se me vino la imagen de una postal que me regaló una tía hace muchos años, en donde se veía a una hermosa azafata , justamente de Pan American, con una amplia sonrisa, y disfrazada de española...


En ese momento me parecía feliz, tan linda...., con la posibilidad de viajar, conocer el mundo..., que se yo cuantas cosas...


Hoy , sin embargo, pienso, ¿no le dolería el dedo gordo del pie?


Y vos,...¿Cuál es la que más usás?